lunes, 6 de diciembre de 2010

Esperando el colectivo.-

Llueve.
Los pensamientos se evaporan y las ganas también.
El agua bajo el cordón fluye como la vida misma.
De prisa, hacia dónde...hacia... no sé.
Yo solo veo que va para adelante.
Cruza la esquina, baila en la zanja y sigue su rumbo,
en el remanso del siguiente cordón.
Me detuve a comprender todo; olvidé de mí
Que no tengo paraguas
No tengo un piloto,
No tengo nada.
Tengo ahora un cuerpo descubierto, sin caparazón
vulnerable y encima mojado.
La ansiendad me mastica el cerebro.
Estoy que rebalso, necesito vaciarme.
El cuerpo me lo pide y el alma me lo ruega.

Camino tras la sombra de mis pies
y pareciera que doy vueltas en circulo.
Otra vez un tropiezo,
tengo las rodillas rotas.
Tengo también
una voluntad con forma de rodillera
que me toma de los hombros
y me arrastra hacia adelante.
Como el viento,
Como la lluvia y el agua
... como la vida, en fin.

Resiliencia
Hace poco escuché esa palabra,
pero es que aun me queda un poco grande.
Y las palabras no se entallan.

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