Me metiste en un juego perverso,
Te enredaste en mi pelo
trepaste
Y no quisiste bajar.
Cuantas cabelleras habrás ensuciado
con tus manos pesadas y tus palabras de juguete.
Con tu hombría dibujada,
con ese asco que Hoy te caracteriza.
Ahí va
miralo,
al trovador de mentiras
con un repertorio de dos pesos,
un perfume barato
Y un disfraz de cantor.
Y si, tal vez serías florista.
Pero sos mugre.
Mugre corriente,
Siquiera original.
En tu economía de guerra
se ahorran los billetes,
pero despilfarran palabras,
palabras que “explotan de amor”,
vacías, se extinguen en el aire.
El círculo se cierra
entiendo ahora
porque volví a encontrarte.
Si no te mato en esta poesía
No esperaré otra vida
para estrangular tus cuerdas,
para ahogar tu ego,
ni para hundirte
en la profundidad de tu pantano.
Ya no esperaré más para enterrar tus cenizas.
Ya no.
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