Olvidadas aquí, las palabras que no descansan; siempre en movimiento,latentes en cada prosa.
Aquí, yace mi suerte, mi desvelo, y el de una escritora que danza al compás de mis pies,
que habla con el corazón y calla con lo que a mí me sobra.
Y el alma, una parte de mí y otra de sí, se esparce y comparte, en este pequeño espacio del mundo.
domingo, 27 de febrero de 2011
el parral de los deseos*
Roja la sangre, como el fruto que corre por tus venas. Se hace piel y desintegra en el cuerpo. Se disemina, te envuelve y te quema. Hierve el instante; más vivo que nunca y enloquece, por fundirse en tu boca.
Por mas de un momento, me encanto leerte.
ResponderEliminarTe me hiciste diminutamente inmensa.
Ahora que se donde es,
voy a pasar mas seguido.
Saludos.
Juan.
Muchas gracias Juan! sos bienvenido, pronto subiré algunas cosas q tengo pendientes por algun rincón!
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